viernes, 31 de enero de 2014

Las Torres del Paine 1/3

Este post y los que le sucederán, van dedicados a todos aquellos amantes de las rutas mochila al hombro, de las noches en tienda de campaña, las subidas infinitas y las bajadas partepiernas. A todos a los que no les importa una ducha de agua fría (de deshielo de glaciar), o comer precocinados de sobre día tras día. A los que no les duele una lluvia en el camino aunque traiga algo de nieve con ella, y consideran que un fangal que termina empapándote las botas es una gymkhana divertidísima que hace más ameno el camino. A aquellos que consideran que si al final del día hay un refugio con una candela donde secarse ellos y las botas, todo lo que pase en el camino es parte de una aventura que merece la pena vivir.
A todos los amantes de la montaña, que sois muchos.

Durante nueve días estuvimos de ruta (y casi de gymkhana) en el sitio más impresionante en el que hemos estado jamás. Nos hemos asombrado con la belleza de algunos lugares, incluso hemos llorado al ver una cascada glaciar cayendo sobre un lago. Hemos pasado por bosques frondosos y por montañas peladas llenas de nieve... Toda una aventura que intentaremos resumiros en pocas entradas, espero :)

Día 1: de Laguna Amarga a campamento Serón.
- 14.5 km
- 4 h de camino
- Prueba de la gymkhana: fango nivel 1

Después de un buen madrugón y un mal desayuno, una charla sobre las normas del parque y un rato de preparez (palabra dedicada a Ro), salimos dispuestas ¡a comernos el mundo! Y a darle la vuelta al parque, claro.
Super contentas antes de empezar, ¡¡qué ganas!!
El primer día de ruta de los nueve que íbamos a hacer fue muy fácil, casi todo en llano, a orillas de un río, paseando por el campo como lo haría Heidi por Suiza, entre arbolitos y margaritas. Se nos puso algún que otro río en medio, pero nada trágico.
Nola poniéndose las botas (literalmente) después de pasar un río frío como si saliese el agua de un glaciar...
¡Qué camino más bonito! A orillas del río, verde y blanco de árboles, césped y margaritas.
Una maravilla de paisaje como podéis ver :)

Algunas zonas parecían un poco siniestras porque había habido incendios hace poco y los árboles estaban pelados y blanco y negros. Pero aún así el paisaje era impresionantemente bonito.
La capa blanca es de margaritas.
El único tramo un tanto más complicado, fue casi al final, un largo trecho de fango que hizo que se nos calaran las botas, aunque visto en perspectiva una vez acabada la ruta entera, eso no era fango ni era ná.
Llegamos al primer campamento, donde pasamos un Fin de Año un tanto particular y conocimos a parte de los componentes de lo que sería después el grupo de los Patitos, además de a mucha gente más: las chilenas, los primos, los gringos...

Día 2: de campamento Serón a campamento Dickson.
- 19 km
- 4.5 h de camino
- Prueba de la gymkhana: fango nivel 3, viento nivel 1, lluvia nivel 3

El segundo empezó también bien, más margaritas, el lago a nuestro lado, un super extra conejo enorme saltando por la pradera... (no os lo imagináis, daría de comer a todo un grupo scout muertos de hambre en un campamento). Y empezaban a verse las montañas que nos acompañarían después por todo el recorrido: altas, imponentes, como invitándote a darte la vuelta y volver a tu casa.
Margaritas y montañas, ¡qué contraste de sensaciones!
Pero al girar rumbo al sur después de una buena subida, desaparecieron las margaritas y empezó la ruta de verdad: grandes subidas y bajadas, un viento poderoso y frío de cara, fango, mucho fango que nos acompañaría ya por toda la ruta.

Aunque de vez en cuando, nos adentrábamos en un frondoso bosque que nos resguardaba del viento y la lluvia, que también hubo ese día.

Aunque en uno de los pocos ratitos de sol del día, aprovechamos para hacer una foto de uno de los fenómenos más interesantes del hemisferio sur (junto al giro del agua hacia el otro lado y que un trozo de la Antártida pueda pertenecer a dos países a la vez), la ¡sombra va hacia el sur! (Pi: Lo pensé por primera vez el día que vi un captador solar mirando al norte, ¡qué raro queda!)
Para muestra, un botón.
Y después de muchas horas de andar, de una lluvia torrencial sobre nuestras cabezas (y cuerpos y botas...), de muuuuucho fango que empezó con un caminito de tablas y acabó con nosotras dos haciendo equilibrio sobre tronquitos y ramas porque el camino acababa demasiado pronto (nunca hagas los pagos por adelantado, espera a ver el trabajo terminado ¬¬), y de una última super cuesta, llegamos al refugio justo antes de que cayera una segunda tormenta mucho peor que la primera (pero justo, justo, fue poner el pié en el refugio y empezar a llover).
¡Qué día más largo y qué alegría ver el refugio a lo lejos! Por cierto, lo de atrás es el primer glaciar que vimos en la ruta, el glaciar Dickson.
Cuando llegamos al refugio pudimos quedarnos dentro todo el tiempo que quisimos, nos duchamos con agua caliente, secamos las botas junto a la caldera y los guardaparques nos invitaron a té.
Las frases más pronunciadas por Nola a lo largo de la ruta y, por ende (o por Tutatis, como prefiráis), más escuchadas y secundadas por Pi fueron:
- ¡Es impresionante! ¡Es tan bonito que voy a llorar!
- Los guardaparques son ángeles bajados del cielo para hacernos la vida más feliz.
¡Cuánta razón!

Día 3: de campamento Dickson a campamento Los Perros.
- 9 km
- 3.5 h de camino
- Prueba de la gymkhana: cuestas nivel 2

El tercer día fue muy bueno, mucho bosque precioso, alguna que otra subida complicada y viento al final, pero nada del otro mundo, parece que estaba pensado para tener un día duro seguido de otro bueno para compensar. Además, ¡fue el primer día que llegamos con las botas secas al refugio! Todo un milagro.
Glaciar Dickson.
Qué maravilla de bosque.

Al fondo, el cerro Tridente, en medio y el cerro Escudo (la pared clara de la derecha), al frente, Nola y Pi :)
Pasando ríos junto a las chilenas, que nos acompañaron todo el día.
¡Qué maravilla de bosque!
El glaciar Los Perros, hacia donde nos dirigíamos.
Pan del Indio: un hongo que se da mucho por la zona y tuvimos ocasión de probar al día siguiente gracias a Ana :)
El glaciar los Perros cayendo cual cascada sobre el lago del mismo nombre. Una imagen impresionante que no se aprecia en todo su esplendor en la foto.
Y por supuesto, siempre a nuestro lado, el Sosio.
Como última anécdota de este día hemos de comentar que se puede ser tan pánfila como para ducharse en una ducha de agua fría con la temperatura fuera que os sugiere la foto anterior con tal de ducharse una todos los días. Sí, sí, de verdad, se puede.

Plis, plos, plas, en el próximo más.

PMAU y Nola

Camino del Paine

Vale, tenemos un objetivo: ¡el Fin de Año lo pasamos en la montaña! ¡Organisasión, organisasión!

Estamos a 26 de diciembre y tenemos 5 días para llegar de Mendoza a Puerto Natales... tirao, en un par de días llegamos seguro.

Primero y principal, volvamos a Santiago de Chile (ya os contamos que volveríamos) que desde allí es todo más barato (no os imagináis cómo está de cara Argentina para algunas cosas). Desde Santiago tomamos (porque acá no se pueden coger) un bus hacia Osorno y desde allí intentamos bajar atravesando Argentina, ya que no hay más carretera hacia el sur (se recomienda en este punto del relato ver un mapa de Chile para entender el recorrido).

Ok, bus a Santiago, paseo por Santiago y visitas turísticas varias no realizadas en la primera estancia. Bus a Osorno y más Panamericana (¡¡pero qué larga es!!). Bajamos en Osorno y en la misma estación preguntamos por los buses a Punta Arenas (ciudad principal, más al sur de Puerto Natales, de paso obligado para ir al destino). Claro que hay buses, salen los lunes (era sábado) y tardan la friolera de ¡¡27 horas!! ¡¡En un bus normal!! ¡¡Ni te dan de comer, ni se reclina ni nada!! ¡¡Es como ir a Madrid desde Sevilla 5 veces en Sufribus!! Naki. ¿Otras opciones? Desde Osorno nada, probamos desde Puerto Montt, que es más importante. Bus a Puerto Montt y de nuevo a la ventanilla. -¿A punta Arenas? Sí, salen los lunes, bla bla bla...- ¿Pero es el mismo de Osorno? -Sí, claro, sale de aquí, pasa por Osorno y luego continua su periplo hacia el sur- ¡Ups! ¡Qué pardas! ¿Probamos barco? Del tirón.

Y allá fuimos, a las navieras que transportaban pasajeros a preguntar y conseguimos un camarote para las dos en un barco genial que nos llevó hasta Puerto Chacabuco en un día. Salimos a las 00:00, dormimos en el barco, pasamos todo el día navegando entre las islas chilenas, y llegamos a las 02:00 del día siguiente, aunque nos dejaron dormir hasta las 08:00 y así no desembarcar a una hora tan intempestiva.

Pero antes de embarcar, tuvimos tiempo de pasearnos por la ciudad, comer en un bar de camioneros unos de los mejores platos que hemos comido durante el viaje (nada como un bar de camioneros para comer), acercarnos a la carretera Austral (casi casi en el fin del mundo), en incluso ¡ir al circo!
Comienzo de la carretera más al sur del mundo mundial.
Por un euro, ¡¡¡dos horas de circo!!! Grandioso.
Si alguien no ha visto nunca Fantasía, de Disney, que vaya a verla ahora mismo y así podrá entender por qué estuvimos un rato rememorando la película mientras veíamos a esta trapecista hacer su número en las alturas. Pista: en la peli llevan tutú rosa.
Nuestro barco.
El barco fue realmente genial, aunque no era nada del otro mundo, un ferry lleno de camiones y camioneros, con tres o cuatro turistas más. Pero entramos en el puente de mando, el segundo de a bordo, que estaba al mando en ese momento nos explicó toda la ruta, el funcionamiento de los aparatejos varios que tenían allí, y ¡nos regaló una carta de parte del trayecto! (En realidad no es un regalo muy recomendable si tienes que transportarlo todavía unas semanas por media Sudamérica, pero peor fue la cerámica...). El camarote era comodísimo, los marineros muy simpáticos, los cocineros nos regalaron cosas... Todo fantástico y además, la ruta, os la dejo en imágenes:
En el camarote. No salimos muy favorecidas, ya, qué le vamos a hacer, no se puede estar perfectas siempre...
Pi posando una de las pocas veces que Nola decidió hacer ella las fotos :)
Ahí os dejamos una secuencia de fotos de Nola al más puro estilo Nola (dedicada a sus padres y a Nina):
Preparada para hacer una travesura con los hombros hacia atrás.
Hablando...
Hablando...
Hablando...
Posando encantada de haber cumplido con su travesura... con los hombros hacia atrás.

Y acá una serie de fotos de lo que vimos durante el viaje (también vimos focas, pero no tenemos fotos, qué le vamos a hacer):




En Puerto Chacabuco, que es un puerto y ya, no tiene pueblo ni nada, hacía un tiempo de perros cuando desembarcamos, así que le preguntamos a unos suizos que iban en el barco y que habían alquilado un coche si nos podían llevar al pueblo más cercano para buscar un bus y seguir bajando pal sur (podéis imaginarnos todo el viaje cantando "yo me voy pal suuuuur, pal suuuuuuuuur, con mi guitarra, con mi lerela, con tu camisa y mi canesú..."). Pero cuando llegamos a Puerto Aysin y vimos que no era tampoco mucho pueblo y que el día seguía regularcillo (y después de un buen desayuno con los guiris), parece que a los suizos les caimos bien y nos llevaron hasta el siguiente, ¡qué suerte! ¡Y qué camino más bonito!
Esto es todo lo que hay en el puerto... el puerto y ya.
Un camino precioso, aunque lloviendo, eso sí.
Desde luego el sur apuntaba maneras. ¡Vivaaaa!

Y allí estábamos, a mitad de camino aún, a 29 de diciembre ya y sin posibilidad de bus porque salían sólo los lunes (era lunes) pero ya había salido. Como diría Barba Roja en los cómics de Asterix: "$/"@/("·)/(/=%·#~€@#! (y otros dibujos que no tiene un teclado). Así que, a menos de dos días de Fin de Año y sin muchas más posibilidades, compramos un vuelo bastante barato que salía dos horas después de haberlo comprado (¿se puede ir más justas?) desde Coihaique, donde nos encontrábamos, hasta Punta Arenas. Y desde Punta Arenas, después de volver a comprar las bombonas de gas que tuvimos que dejar en el aeropuerto (¡qué corajeeeeeeeee!), un bus hasta Puerto Natales. En Puerto Natales dormimos en un hostel cutre hasta decir basta pero al día siguiente (31) a las 8 am salimos hacia las Torres del Paine, hicimos el primer tramo de ruta y ¡pasamos el Fin de Año en la montaña!

Ésta debía ser por lo menos la décima patata de fin de año, a puntito de terminar las campanadas de las 24:00 españolas, 20:00 chilenas. Pero nos teníamos que acostar temprano, así que no esperamos más.
Abrazo de Fin de Año.
Cena de Fin de Año (no se aprecia muy bien, pero había ¡sopa de sobre!).
Y esta la primera foto del 2014, sé que vamos tarde pero ¡¡¡FELIZ AÑO!!!
¡Qué odisea! :)

PMAU y Nola

PD: Hemos de aclarar, para los que sabíais que queríamos tomar un barco desde el principio, que habíamos preguntado a la empresa y nos dijeron que no había sitio hasta mediados de enero, así que lo habíamos descartado como opción.

Un pequeño salto en el tiempo

En breve os contaremos lo vivido en Mendoza, pero vamos a hacer primero un salto en el tiempo y contaros nuestras aventuras patagónicas.

Pi y Nola

miércoles, 15 de enero de 2014

Último tramo: Resumen del viaje por el sur de Chile, Argentina y Uruguay

Y por último, leven... Y el que no lo entienda, que pregunte :)

PMAU

Poco más de esta parte del viaje...

Después de salir del bus infernal llegamos a Oruro, una ciudad que no tiene nada atractivo para turistas y que, precisamente por eso, nos encantó. Estuvimos paseando por la ciudad, una ciudad normal y corriente que no parecía un parque de atracciones, descansamos de la paliza del salar y dormimos en un sitio decente por fin después de cuatro días de sufrimiento... Bueno, no tanto :)
Tratamos de encontrar la manera de llegar a Sajama, pero no era posible desde allí, y eso que estaba bastante cerca, así que al final decidimos pasar del tema y volvimos a Chile.

La ruta de vuelta incluyó una espera de más de 12 horas en la frontera Pisiga-Colchane porque los funcionarios chilenos estaban de huelga, cosa que nos permitió hacer varios amigos tanto chilenos como bolivianos. Pasamos mucho calor, pero eso fue toda la incomodidad.
La caravanaza de camiones a este lado y buses al otro. Como podéis ver , la frontera está en ningún sitio :)
Pero ya se había montado todo un centro comercial alrededor de la caravana.
Apertura de la frontera, todos corriendo a los buses y camiones, un descontrol total, los vehículos colándose, los conductores enfadados unos con otros...
Y los puestos de comida, vacíos después de una larga jornada de ventas :)

Cuando conseguimos cruzar la frontera y llegamos a Iquique, lo hicimos tan cansadas que decidimos dormir allí, que no estaba en los planes, y salir hacia La Serena al día siguiente, así que compramos el billete de bus y nos fuimos a dar un paseo para encontrar alojamiento y un sitio donde comer. Y como tenemos esta suerte que tenemos, cenamos en un sitio genial, encontramos un hostal decente y cerca de la estación y el paseo nos encantó. Iquique es una ciudad preciosa (puerto pesquero) con un centro muy recomendable para visitar. Una pena que nos quedásemos sólo un día.
La playa de Iquique, preciosa y llena de leones marinos, aunque aquí no aparecen.
Y la ciudad... colonial.

Nos encantaron las casas de la avenida Baquedano, un paseo peatonal muy pintoresco.
Las paradas del tranvía restaurado.

Y finalmente, tras unas horas de ruta por la Panamericana (vaya carretera larga pero qué bonitos algunos tramos), llegamos a La Serena, que era nuestro destino inicial con la intención de subir al valle del Elqui a ver el cielo del hemisferio sur, pero no conseguimos llegar a un sitio decente y no pudimos ver mucho (aunque todavía estamos intentando verlo, no hemos perdido la esperanza...), creemos que es lo único que no ha salido del todo bien en el viaje de momento, aunque lo arreglaremos seguro :)
Vistas desde el bus de la Panamericana al atardecer.

Tras ese intento fallido, partimos hacia Santiago a casa de Anita (muchas gracias por acogernos Anitaaaaaa) y allí nos quedamos unas semanas, bueno, Pi una, porque fue a Stuttgart (esa historia ya la conocéis) y Nola dos, que se hizo Santiaguina enseguida.

Santiago nos gustó mucho (sobre todo el Clinic, un bar de los que si estuviera en Sevilla sería uno de nuestros centros de reuniones). Nos dio la impresión de ser una ciudad muy activa, y donde la gente es muy feliz. Nos dimos unos cuantos paseos por la ciudad, la plaza de Armas, el parque Forestal, y vimos la Chascona -la casa de Pablo Neruda- interesantísima y preciosa.
Anita y Nola viendo un graffiti de una cholita en frente del The Clinic, vimos cómo lo hacían y este fue el resultado final. Importante darse cuenta de que la cholita lleva el corazón, las guaguas (bebés), las balas, la guitarra, la comida, el dinero, la pala y las llaves. Traduzción hasta donde Nola sabe de esta cultura: la mujer boliviana lleva las riendas de la casa, cuida de la chacra (huerto) y de sus hijos ella sola y sostiene la economía familiar. Ahora vamos a ver al hombre de la casa...
Desgraciadamente tiene todos los vicios, aunque no es de extrañar trabajando en la mina.
Sin más comentarios...
Estación del metro, chulo, ¿verdad?
Tocando por Tarantino en la calle, ¡buenísimos los tíos!
Y, por supuesto, el Sosio en Santiago :)

Más tarde volveríamos a la ciudad de Santiago por un día para completar la visita (y porque la vida es así) y volvimos a la Plaza de Armas, vimos la Catedral, el Museo Histórico Nacional, que nos encantó por la manera tan original que tenía de unir historia y arte moderno y nos volvimos a patear un poco la ciudad, que al final es lo que más nos gusta.
¡¡Rebajas al 0%!! Insólito.
Ampliad la imagen, que merece la pena ver la decoración de Navidad de la Plaza de Armas.
La Catedral, un buen sitio para descansar un ratito... E incluso, echar una cabezadita.
El Museo... Tan, dedicado :)
De verdad muy curiosa y bien hecha la mezcla de estilos.

Después de unos días muy bien acogidas en casa de Anita, abandonamos por fin Santiago (aunque temporalmente nada más) y cruzamos a Argentina, donde nos esperaba Normi para pasar unos días super bien cuidadas en su casa por ella y Raúl, su padre, pero esa, como dirian por ahí, es otra historia.

Nola y Pi