miércoles, 15 de enero de 2014

Poco más de esta parte del viaje...

Después de salir del bus infernal llegamos a Oruro, una ciudad que no tiene nada atractivo para turistas y que, precisamente por eso, nos encantó. Estuvimos paseando por la ciudad, una ciudad normal y corriente que no parecía un parque de atracciones, descansamos de la paliza del salar y dormimos en un sitio decente por fin después de cuatro días de sufrimiento... Bueno, no tanto :)
Tratamos de encontrar la manera de llegar a Sajama, pero no era posible desde allí, y eso que estaba bastante cerca, así que al final decidimos pasar del tema y volvimos a Chile.

La ruta de vuelta incluyó una espera de más de 12 horas en la frontera Pisiga-Colchane porque los funcionarios chilenos estaban de huelga, cosa que nos permitió hacer varios amigos tanto chilenos como bolivianos. Pasamos mucho calor, pero eso fue toda la incomodidad.
La caravanaza de camiones a este lado y buses al otro. Como podéis ver , la frontera está en ningún sitio :)
Pero ya se había montado todo un centro comercial alrededor de la caravana.
Apertura de la frontera, todos corriendo a los buses y camiones, un descontrol total, los vehículos colándose, los conductores enfadados unos con otros...
Y los puestos de comida, vacíos después de una larga jornada de ventas :)

Cuando conseguimos cruzar la frontera y llegamos a Iquique, lo hicimos tan cansadas que decidimos dormir allí, que no estaba en los planes, y salir hacia La Serena al día siguiente, así que compramos el billete de bus y nos fuimos a dar un paseo para encontrar alojamiento y un sitio donde comer. Y como tenemos esta suerte que tenemos, cenamos en un sitio genial, encontramos un hostal decente y cerca de la estación y el paseo nos encantó. Iquique es una ciudad preciosa (puerto pesquero) con un centro muy recomendable para visitar. Una pena que nos quedásemos sólo un día.
La playa de Iquique, preciosa y llena de leones marinos, aunque aquí no aparecen.
Y la ciudad... colonial.

Nos encantaron las casas de la avenida Baquedano, un paseo peatonal muy pintoresco.
Las paradas del tranvía restaurado.

Y finalmente, tras unas horas de ruta por la Panamericana (vaya carretera larga pero qué bonitos algunos tramos), llegamos a La Serena, que era nuestro destino inicial con la intención de subir al valle del Elqui a ver el cielo del hemisferio sur, pero no conseguimos llegar a un sitio decente y no pudimos ver mucho (aunque todavía estamos intentando verlo, no hemos perdido la esperanza...), creemos que es lo único que no ha salido del todo bien en el viaje de momento, aunque lo arreglaremos seguro :)
Vistas desde el bus de la Panamericana al atardecer.

Tras ese intento fallido, partimos hacia Santiago a casa de Anita (muchas gracias por acogernos Anitaaaaaa) y allí nos quedamos unas semanas, bueno, Pi una, porque fue a Stuttgart (esa historia ya la conocéis) y Nola dos, que se hizo Santiaguina enseguida.

Santiago nos gustó mucho (sobre todo el Clinic, un bar de los que si estuviera en Sevilla sería uno de nuestros centros de reuniones). Nos dio la impresión de ser una ciudad muy activa, y donde la gente es muy feliz. Nos dimos unos cuantos paseos por la ciudad, la plaza de Armas, el parque Forestal, y vimos la Chascona -la casa de Pablo Neruda- interesantísima y preciosa.
Anita y Nola viendo un graffiti de una cholita en frente del The Clinic, vimos cómo lo hacían y este fue el resultado final. Importante darse cuenta de que la cholita lleva el corazón, las guaguas (bebés), las balas, la guitarra, la comida, el dinero, la pala y las llaves. Traduzción hasta donde Nola sabe de esta cultura: la mujer boliviana lleva las riendas de la casa, cuida de la chacra (huerto) y de sus hijos ella sola y sostiene la economía familiar. Ahora vamos a ver al hombre de la casa...
Desgraciadamente tiene todos los vicios, aunque no es de extrañar trabajando en la mina.
Sin más comentarios...
Estación del metro, chulo, ¿verdad?
Tocando por Tarantino en la calle, ¡buenísimos los tíos!
Y, por supuesto, el Sosio en Santiago :)

Más tarde volveríamos a la ciudad de Santiago por un día para completar la visita (y porque la vida es así) y volvimos a la Plaza de Armas, vimos la Catedral, el Museo Histórico Nacional, que nos encantó por la manera tan original que tenía de unir historia y arte moderno y nos volvimos a patear un poco la ciudad, que al final es lo que más nos gusta.
¡¡Rebajas al 0%!! Insólito.
Ampliad la imagen, que merece la pena ver la decoración de Navidad de la Plaza de Armas.
La Catedral, un buen sitio para descansar un ratito... E incluso, echar una cabezadita.
El Museo... Tan, dedicado :)
De verdad muy curiosa y bien hecha la mezcla de estilos.

Después de unos días muy bien acogidas en casa de Anita, abandonamos por fin Santiago (aunque temporalmente nada más) y cruzamos a Argentina, donde nos esperaba Normi para pasar unos días super bien cuidadas en su casa por ella y Raúl, su padre, pero esa, como dirian por ahí, es otra historia.

Nola y Pi

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