jueves, 12 de diciembre de 2013

Y ya que estamos en Cusco, qué menos que visitar Machu Picchu

El post de Cuzco ya llegará, pero de momento, ahí va éste...

Supongo que os lo imaginaréis ya que es una de las siete Maravillas del Mundo moderno (aunque la verdad es que dejaba bastante que desear el concurso), pero Machu Picchu es ¡¡¡una pasada!!!
No por las construcciones, que la verdad es que arquitectónicamente no es nada del otro mundo, salvando el hecho de que los edificios están hechos de piedra, sin ningún tipo de argamasa que las una, y ahí siguen igual de bien puestecitas después de seiscientos años y unas tormentas diarias acordes con la zona selvática en la que está situada. Sino, sobre todo, por el sitio en el que está construido.

A 2000 msnm se encuentra el Valle Sagrado.

Vistas del valle desde el tren, único medio de transporte hasta Aguas calientes, pueblo a la falda de Machu Picchu.
Y ésta del mismo valle vista desde arriba.
 Y 500 m más arriba, se encuentra Machu Picchu (que en quechua significa Montaña Vieja), una ciudad enorme que parece que se resbale por la colina hacia el valle.
No sé si se aprecia bien a la derecha cómo los edificios y las terrazas van bajando la ladera como si tal cosa.
No me voy a extender mucho en contaros cómo se descubrió Machu Picchu ni para qué se creó, primero porque no me apetece mucho, pero, además, porque no se tiene muy claro cuál fue su uso en época de los incas. Sí quiero deciros que antes de que llegara el explorador/descubridor de turno, que creo recordar que era inglés, la gente de la zona ya tenía muy claro que esta ciudad estaba ahí, los niños venían a jugar entre las piedras y los agricultores mantenían limpias algunas de las terrazas donde seguían cultivando, lo que pasa es que no le daban ninguna importancia. Huelga decir que cuando la "descubrieron", Machu Picchu no estaba así de bonita y peladita sino, como todo lo de su alrededor, lleno de plantas, matojos, árboles... que la escondían al más puro estilo de las pelis que buscan la Ciudad Perdida.
El inglés (o de donde fuera), por supuesto, se llevó todo lo que pudo para exponerlo en museos del mundo "civilizado", como Dios manda.

Sobre el uso de la ciudad, no se sabe y punto, lo único que sí parece claro es que era independiente de los poblados del valle (y no me extraña nada dada la subidita que hay que hacer para llegar desde el valle hasta arriba). Cultivaban sus propias tierras, tenían ganadería de llamas y alpacas, agua y todo lo necesario, así que no sabemos si vivían aislados, pero como poder, poder... poder.
Ahí las llamas y/o alpacas pastando... Parece retocada con Photoshop (o Paint en su defecto), ¿verdad? Po no, era así.
Bueno, pues allí llegamos los tres (Nola no vino), después de un poco de lío de furgoneta, tren y bus (no imagináis cómo aprovecha el gobierno peruano económicamente su maravilla del mundo) y entramos en el parque de atracciones del Perú. No sé cuántos turistas podía haber allí, pero desde luego muchos más de los que Bayo y yo podíamos soportar. Así que dejamos a Merch de paseíto con el resto de los turistas, que no estaba ella para mucha cuesta, y nos fuimos Bayo y yo a subir una montaña que se llama chan cha cha chaaaaaaaan: ¡¡Montaña!! ¡Una montaña que se llama Montaña! ¿No os parece genial?
La montaña en cuestión tenía unos cuestones que, entre el calor que hacía y que encima eran escalones (no, os lo digo yo, no es mejor subir escalones que cuestas, de verdad que no), y cada escalón a la altura que al inca de turno le dio por ponerlo, y en altura, no lo olvidemos, a mitad de camino estábamos cuestionándonos la idoneidad de haber subido todo eso para huir de los turistas y la posibilidad de dar marcha atrás con la cabeza gacha.
Vaya con las escaleritas...

Las vistas no estaban mal, la verdad :)

Pero claro, ya nos conocéis (y el que no, que se haga una idea), y ahí seguimos los dos como unos campeones y, después de más de dos horas de subida bajo un solazo asfixiante y encima con ropa de abrigo, porque se suponía que iba a hacer frío... ¡¡llegamos a la cima!! (¡Qué trabajito nos costó!)
Ahí van, casi 600m de desnivel en dos horitas de ná :) ¡Qué guapos y felices los dos!
Tan, Suri, Visón, Linx, Ball, es que no sé si os habéis dado cuenta... ¡¡una montaña que se llama Montaña!!
Lo bueno de la subida (además del esfuerzo, superación, meta conseguida, ese poquito de masoquismo que tanto nos gusta), es que nada más llegar arriba empezó a llenarse todo de nubes amenazantes de lluvia.
Para muestra, un botón. Ahí abajo, entre la niebla, está Machu Picchu.
Lo cual nos hizo (por lo menos a mí que no tenía traje de lluvia) bajar cual alma que lleva el diablo, intentando no matarme por el camino por esas subidas (ahora bajadas) escarpadas, con pared de montaña a un lado y caída, también de montaña, al otro (mamá y papá, no os lo creáis, fui toda prudencia, esto es sólo exageración para los amigos)
Lo dicho, para muestra, un botón.
Y llegué abajo justo cuando empezaba a llover, no una lloviznita de esas de país civilizado que empieza avisando de que va a llover, cae un poco más fuerte y luego para, no, una LLUVIA, con mayúsculas, de las de selva, de las que dice "eh, que voy" y viene. Por suerte yo acababa de llegar justo a la garita del guardia que cierra la entrada al camino de la montaña cuando hace mal tiempo para que no suba más gente, y allí me quedé esperando a Bayo y hablando con el muy amable chico de la garita el que, después de un rato de conversación amena durante el que debí caerle muy bien al chico, me regaló una capa de agua verde (mi madre dice que se me pone color de aceituna con el verde pero qué le vamos a hacer, es la que tenía el chaval). Así que cuando llegó Bayo, ya enfundada en mi nueva capa, me despedí del simpático guardia de garita y nos fuimos los dos (Bayo y yo, se entiende) a escondernos bajo un techo un poco más grande donde esperar a que pasara la tormenta.
Como decía antes, lo bueno de subir a la montaña Montaña (me podría pasar la vida así, como lo del lago Como, ¿cómo?, o lo de cuanti siete? siete! ajajjajajajja) es que empezó a llover y con la lluvia ¡¡se fue la gente!! ¡Qué bien!
Así que cuando escampó, nos reunimos con Merch (que estaba esperando bajo otro techo) y nos paseamos tan tranquilamente por toda la ciudad sin prácticamente más turistas y uniéndonos de vez en cuando a algún guía de los pocos que quedaban para enterarnos de las anécdotas del lugar, como, por ejemplo, que la piedra de la zona estaba magnetizada, así que no se podía usar brújulas, pero tenían algunas piedras estratégicamente situadas que señalaban al norte (super preciso), o que había algunas piedras que parecían naturales, que tenían exactamente el mismo perfil que la cordillera que se veía detrás de ellas... ¡qué cosas!

Bueno, ahí van unas fotos de la zona para que os deleitéis con ellas:



Sí, lo sé, parece que estamos haciendo el idiota, pero no, estamos volando cual cóndor. Uno como el que está hecho en piedra a modo de altar para adorarlo y sacrificar en el altar algún que otro animalito. El cóndor bajaba a comerse su ofrenda y, de paso, se llevaba las almas de los muertos que ponían también por los alrededores.
Explicación de la escultura: en el suelo el cuerpo, con la cabeza dibujada, y el collar blanco tan característico de los cóndores. Y detrás de nosotras, dos enormes piedras triangulares haciendo las veces de alas abiertas en pleno vuelo, ¿lo veis? Mola tela :)


Las terrazas de cultivo





Esta es una de las piedras, no sé si se nota bien, pero las piedras del primer plano,las beige, son del tamaño de un gato o así; las de detrás, las verdes, son montañas grandes. A lo mejor con la nube no se ve bien, pero el parecido en el perfil entre las primeras y las últimas es asombroso.

Bayito al otro lado de una puerta. Una de las cosas más interesantes para mí de la construcción es que, además de no usar argamasa, no todos los ladrillos eran iguales, sino que los cortaban par que se adaptasen a la forma necesaria, desde escalones (me refiero a una única piedra gorda con tres escalones labrados en ella, por ejemplo, en mitad de una escalera larga) a esquinas de casas, o piedras con forma de pieza de puzzle para hacer el cierre de la pared de turno más estable. Muuuy interesante.

La cuesta que subimos, y más tarde bajaríamos, en bus para llegar a la ciudad.

Bayo saliendo de una de las pocas construcciones reconstruidas con su techito y todo según la moda de la época. No cabía muy bien, está claro que los incas eran un poco más bajitos que él :)

Y por eso... fin. Ahí estamos los tres antes de bajar a Aguas Calientes (qué pueblo más feo)
Y bueno, la historia de la vuelta se la dejo a Merch, la próxima vez que la veáis decidle que os la cuente, que ella lo hace con más gracia que yo.

PMAU
Por cierto, después de visitar estas tierras hay que leerse (o releerse en mi caso) sin duda alguna, Tintín en el Templo del Sol :)

4 comentarios:

  1. tu sae q no es lo mismo las ruinas de Machu picchu a q venga el machu te meta el picchu y te deje en ruinas verdad¿?¿ XD

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  2. Se comprueba que te encanta subir montañas para bajarlas a toda leche. No encontrarías un cartel a la vuelta donde pusiera: "Prohibido subir a la montaña Montaña?"

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    1. Bueno, al menos esta vez era de día :)
      Me he acordado mucho de ese viaje durante éste!

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