domingo, 24 de noviembre de 2013

Tercera parada: Arequipa

La primera ciudad que vimos en Perú sobre la que dijimos "¡Qué bonita!" fue Arequipa. Es una ciudad rodeada de volcanes con una plaza de armas (la plaza principal de todas las ciudades del Perú) porticada preciosa presidida por una catedral gigantesca en cuyos escalones pasamos muuuchas horas :)
El resto del centro es igualmente precioso, barrios blancos con casa de piedra blanca, puramente castellana, católica...


Aunque creo que lo que más nos gustó a todos fue el convento de Santa Catalina, una pequeña ciudad dentro de la ciudad construida para albergar a las monjas de clausura, hijas de castellanos muy adinerados. Venían con sus enseres ¡y criadas! a vivir en una ciudad amurallada de 50000m2 (¡una pasada!), formada por calles con nombres de ciudades españolas.
He aquí la de Sevilla :)
Sin duda, a pesar de la riqueza que afloraba en la gran mayoría de las estancias, nos cuesta imaginarnos la vida dentro de ese encierro, las frustraciones, los anhelos, la vida dejándolo todo atrás...


Otra visita interesante que hicimos en Arequipa fue a nuestra amiga Juanita. No es un fósil de una niña, ni una momia, ¡es una niña congelada! La encontraron en la loma del volcán Ampato después de que la actividad volcánica de la zona hiciera que se descongelara toda la nieve que cubría el volcán.
No dejaban hacer fotos, así que hemos tomado un par de ellas de San Google.
Aquí la podéis ver en su urna para mantener la temperatura de congelación.
¡¡¡Qué guapa!!!
Juanita no fue la única niña encontrada, en total fueron 17 niños, de ambos sexos.
A Nola le dio una pena horrible, pensaba que le iba a dar miedo por la oscuridad y el frío del sitio o asco o a saber, pero no, fue una grandísima pena al pensar que nació para ser sacrificada, que nunca pudo elegir, que desde su nacimiento estaba destinada y fue educada para este final.

Después de ver a Juanita, para quitarnos el mal cuerpo, un jugo en el mercado :)

PMAU y Nola

sábado, 23 de noviembre de 2013

El Cañón del Colca

El cañón del Colca es el segundo cañón más profundo del mundo (por delante del del Colorado y todo) y allá nos fuimos nosotros de ruta, como tiene que ser :)

Después de largas discusiones sobre la peligrosidad de ir solos o con guía, finalmente Pi acabó convencida (porque ya sabéis que ella se habría ido sola) y contratamos un guía para que nos bajara al cañón, eso sí, por el camino más largo y menos transitado para esquivar a todos los guiris que pudiésemos.

Os presento a Shalo, nuestro guía (al resto ya las conocéis):
Aquí comenzó la bajada, ¿podéis verla detrás nuestra?

Con él hicimos la que ha sido, de momento, la mejor ruta del viaje, tres días de bajada, bajada, bajada, bajada, bajada...

A la izquierda podéis ver parte de la bajada y a la derecha a una niña muuuuu guapa.

Terrazas de cultivos que vienen usándose desde antes de la llegada de los incas a estas tierras. Y al fondo, ¡el cañón!
Y subida, subida, subida, subida...
Cansados pero contentos
Agrandad la foto para poder ver parte de la bajada tan bestia que hicimos (a la izqda) y de la subida aún más bestia (a la dcha) 
Pero también fueron tres días de ingeniería (no es lo que más nos gustó del Colca, pero casi)
Media hora de camino y se oye un "Pi, saca el cordino, ¡rápido!". Primera bota sin suela.
Y primer arreglo :)
Una hora después...
Segundo arreglo con los únicos materiales que teníamos, cordino y esparadrapo. Gracias por tu ayuda, SOSIO.
Pero una vez llegados al refugio, ¡empieza la ingeniería de verdad!
Conseguimos: alambre y cinta aislante (prestados), manguera (de la basura), alicates que podían haber sido comprados en un chino si hubiese chinos por estos lares, fixo (de la mochila de Nola, que parece la maleta de Mary Poppins) y navajas (pa que veáis, troperos, que tenéis que hacerme caso cuando os digo ¡¡que siempre tiene que ir en la mochila!!)
Y, he aquí el resultado final. De esta guisa se hizo Nola los dos días de camino que quedaban. Parecía andando Valentín. Debían de pesar un par de kilos cada una por lo menos.
De ver cóndores cerquita, cerquita (aunque en la foto no parezcan tanto)
  
Dos cóndores, uno entrando y el otro saliendo del nido, que es el hueco de la pared.
De superación

¡Bayito! Nos encantaría haber tenido una foto tuya subiendo el cuestón para ponerla aquí.

De mucho hablar y mucho pensar.
De descansos para coger fuerzas para el siguiente tramo
Este es el refugio del primer día, colgado de una pared sobre el río. No os podéis imaginar la alegría al llegar cuando ya nuestras fuerzas daban para poco más (nos tomamos unas cocacolas calientes y todo). Menos mal que después nos pegamos un bañito en sus termas a orillas del río.
Y éste el del segundo día, cogiendo fuerzas para la GRAN SUBIDA. Y Nola hablando, claro.
Y, para alguna, de paseíto en burra, aunque no tengamos pruebas gráficas ;)

¡Y llegamos! Enteros, aunque con unos cuantos kilos menos cada uno (Toñi, Nola los recuperó después en el Cenepa, ¡te lo juro!)
Aquí el equipo.
Y ya de vuelta, un poco de turisteo, que las vistas lo merecían ;)

PMAU y Nola

jueves, 21 de noviembre de 2013

Por el camino: Nazca o Nasca, según le dé al que lo escribe

No se puede decir que lo de Nasca fuera una parada, más bien pasamos de largo, aunque con la obligada visita a las líneas de Nasca, los petroglifos más famosos del mundo. Teóricamente son Preinkaicos (anteriores al siglo XV) y no se han borrado porque por esta zona no sopla mucho viento ni llueve.
No se sabe nada de ellos, ni quién los hizo ni para qué ni qué significaban... Supongo que por eso atraen a tanta gente.
Aquí un petroglifo:
La rana.

Y un poco de nosotros:
Caminando por la Panamericana a través (literalmente) de las líneas de Nasca. Somos unos valientes.

Y esta para que salga Bayo :)

No se ve muy bien, pero detrás de nosotros hay más líneas.

Segunda parada: Ica -Islas Ballesta y Huacachina-

Con muchas ganas de encontrar un sitio tranquilo, partimos de Lima hasta Huacachina, en Ica. Huacachina es un oasis en medio de un desierto que se debe ver desde lo alto de alguna de sus dunas.

Nuestro camino hacia allá fue algo así...

No sé si se aprecia bien, pero estábamos los cuatro con cuatro mochilas grandes y otras tantas pequeñas, además de algunas bolsas de comida recién comprada en Ica metidos en un taxi de cuatro plazas :)

De esa guisa llegamos a Huacachina para disfrutar, por fin, de un poco de tranquilidad, sin humos y, sobre todo, ¡¡¡sin ruidos!!!
Vista del oasis.

Nola y yo subiendo a una duna que estaba muuuuuuuuy alta.

Con Merch a mitad de camino.

Con Bayo en lo alto de la duna.

Y viendo el atardecer.
Este atardecer :)
Acá estuvimos un día tiradillos descansando y al día siguiente nos fuimos a hacer un poco de turisteo a islas Ballesta.
En islas Ballesta pudimos ver uno de los famosos petroglifos que hay por toda la costa sur de Perú (no sólo en Nasca, aunque son los más famosos) y también al norte de Chile.
"El candelabro", aunque realmente es un cactus, no sabemos por qué le pusieron ese nombre...
Para el que le guste el tema, allá donde hay petroglifos hay avistamiento de OVNIs y aquí no iba a ser menos, claro, aunque nosotros no vimos ninguno. Lo que sí vimos son los leones marinos ("en Perú no hay focas" así que no se os ocurra nunca denominarlos así), pingüinos y muuuuuchos pájaros guaneros.

Y aquí estamos los cuatro yendo hacia las islas:
¿Se nos ve a las tres en las gafas?

¿A que parecen un montón de Calvines dormidos? :)

Los pingüinos pasando calor.
Todo eso negro son pájaros haciendo guano a todo lo que dan.

Y las islas, claro, que son preciosas, aunque hay que tener un poco de cuidado con el guano de las aves guaneras que nunca se sabe cuándo te va a caer un poco encima... No nos cayó nada, que conste, debió ser un milagro.