jueves, 27 de febrero de 2014

Ya se acaba 1/2...

Parece mentira porque aún nos quedaban dos semanas enteras de viaje, pero cuando salimos de las Torres del Paine y no podíamos quitarnos de la cabeza la sensación de que se estaba acabando :'(

Para intentar remediarlo, hicimos un fin de fiesta en condiciones, viajamos a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo (bueno, oficialmente es Puerto Williams, Chile, pero los argentinos dicen que eso no cuenta como ciudad), la Ciudad del Fin del Mundo, como la llaman ellos.
Se encuentra en la Tierra del Fuego (el gentilicio es "fueguinos", jaaaaaaaajajajjajajajjaj),
Imagen sacada de la wiki :p
que Pi siempre había pensado que se llamaba así porque tenía muchos volcanes, pero nada más lejos de la realidad, es una zona bastante plana, llena de ovejitas y vaquitas felices pastando a todo lo que dan sus muelas.
Típica guiri haciéndose la foto en el cartel de Tierra del Fuego :) 
Se llama Tierra del Fuego porque los primeros conquistadores, que pasaron por allí en barco entre las miles de islas que lo conforman, veían en las orillas las hogueras que los indígenas autóctonos (estos personajes, no digáis que no molan) hacían para protegerse del frío porque los personajillos iban prácticamente desnudos.
Autor: Martin Gusinde, entre 1930 y 1940. De la colección de la Biblioteca Nacional Argentina
Pese a la historia tan interesante que tiene, la ciudad de Ushuaia no tiene mucho que ver (como ciudad), es una constante cuesta rodeada de montañas y agua (el canal Beagle, que la separa de Puerto Williams). Eso sí, es una zona impresionante para disfrutar de la naturaleza. Por el módico precio de 200 USD te dan un paseíto por el canal y te llevan a ver el faro, etc, cosa que como imaginaréis, no hicimos. Otra opción es adentrarte en el Parque Nacional Tierra del Fuego, cosa que sí que hicimos porque se adaptaba bastante mejor a nuestra economía :)
Monte Cinco Hermanos, parte de las montañas que rodean la ciudad.
Allí pasamos un par de días entre mucho verde, agua, montañas y zorros (parecía un montón de Calvins un poquitos más grandes pidiendo comida a todos los campistas). Se supone que también hay muchos castores (una especie foránea que causa estragos en el parque, aunque es uno de los mayores atractivos, ¡qué cosas!), pero nosotras sólo pudimos ver su rastro.

Aquí os dejamos algunas fotos del parque :)
Precioso paraje y precioso día :)
La modelo de antes posando para todos ustedes.
Y la otra modelo, escondida entre los árboles del frondoso bosque.
Pero frondoso...



El trabajo de los castores es perfecto, ya quisiera más de un scout cortar troncos así de bien.
Viendo su casita (aunque esta estaba abandonada)
En la subida a Cerro Guanaco, telita marinera. Aunque muy divertido porque tenía zonas como ésta, en la que había que jugar a no caerse saltando árboles enredados (con la pañoleta, claro) :D
Desde uno de los miradores de Cerro Guanaco, el Sosio contempla el paisaje.
La subida al cerro no se pudo culminar porque había una zona de fango imposiblebleble de traspasar con las botas que llevábamos (oooooooooooh), pero sí llegamos al final del parque, por un sendero pequeñito que llevaba al hito XXIV y donde había un cartel que decía: "Frontera de Argentina y Chile, no pasar", y pasamos, claro :)
Mapa "pedido prestado" a: http://www.senderospatagonia.com.ar/2010/03/mapa-del-parque-nacional-tierra-del-fuego
Fue una ruta fácil y divertida aunque con un billón de trillones de mosquitos que atacaron un poco a Nola, pero nada demasiado grave como para huir de allí :)

Nola y Pi

miércoles, 12 de febrero de 2014

Las Torres del Paine 3/3

El último tramo, como era la parte más turística, estaba demasiado llena para nosotras, mucha gente en los campamentos, mucha gente por el camino y, sobre todo, mucha gente haciendo ruido en los refugios, lo que hacía que la ruta perdiera parte de la magia. Por suerte, el tiempo empeoró bastante y se fueron muchos para sus casas (bueno, o a cualquier otro lado) y nos dejaron disfrutar más :)
Como el tiempo estaba malo en general, sobre todo por las mañanas, con mucho viento y mucha lluvia, aprendimos a esperar la llegada de las ventanas, ese intervalo del día en que dejaba de llover, salía un poco el sol y duraba justo lo que tardábamos en llegar al siguiente refugio... De verdad, en serio, era tal que así :)

Día 7: del campamento Italiano a Los Cuernos. (Nos lo tomamos con calma, la verdad)
- 6.5 km
- 2 h de camino
- Prueba de la gymkhana: montar la tienda con lluvia y viento en lo alto de una tabla nivel 2.

En realidad la ruta de este día era subir todo el valle del Francés y luego ir al campamento los cuernos, pero el día se levantó muy malo, con mucha lluvia, niebla e, incluso, tormenta de nieve, así que subimos lo poco que pudimos del valle (15 min), cuando dejó de llover un poquito y vimos lo que pudimos.
Glaciar Francés cayendo a la derecha del cerro Paine Grande.
Un poquito del valle del Francés visto desde fuera.
El camino hasta Los Cuernos lo hicimos con la loca de Ana, una chilena que formaba parte de los miembros fundadores de Los Patitos. Aquí la podéis ver con Nola a punto de bañarse en el lago (podéis imaginaros el frío que hacía viendo la ropa de las dos)
Un besazo Anaaaaaaaaaaaaaa.
Lago Nordernskjöld... ¡manda eggs!
Al llegar al campamento los Cuernos empezó a llover (antes no, claro, estábamos en el rato ventana), así que nos refugiamos en el refugio (que para eso está, ¿no?) y esperamos a que el día mejorara un poco para poder montar. Allí, por supuesto, nos reunimos con los Patitos y nos hicimos nuevos amigos, como aquel (primera persona en todo el viaje) al que Pi le dijo que era de Huelva y no contestó "¿Huelva?... Mmmm... No sé", sino "¿Huelva? Donde el fandango y los jamones, ¿no?". Podéis imaginar la cara de pasmada de Pi :)
Como no escampaba del todo, cuando aflojó un poco, salimos como flechas a montar la tienda en un sitio con vientos de 80km/h (no es estimado, lo vimos en el resumen meteorológico de la semana al salir del parque, ¡¡¡80km/h!!!). Y lo conseguimos, sin que se nos volara ninguna parte de la tienda ni nosotras mismas.
Lo mejor del campamento, las vistas a los Cuernos.

Día 8: del campamento Los Cuernos a Torres del Paine. (Partiendo la pana)
- 12 km
- 4.5 h de camino
- Prueba de la gymkhana: viento nivel 10000 (llegó a superar los 90km/h)

Como venía siendo habitual, salimos de la tienda, nos refugiamos en el refugio refugiador de refugiantes a esperar que se abriera la ventana, que se abriría seguro, ya lo teníamos controlado :)
Y cuando abrió, recogimos todo que ya estaba preparado y ¡al lío! No hay muchas fotos del camino ya que, aunque no llovía, hacía un viento tal que no nos permitía hacerlas. De hecho, durante gran parte del camino (que discurría a orillas del Nordernskjöld) corríamos más que andábamos en los momentos de poco viento y cuando veíamos acercarse una racha gorda, que se veía venir desde el lago levantando el agua como si lloviese desde abajo (y formando arco iris), nos buscábamos un refugio, árbol o roca, y al suelo como en la guerra. Cuando pasaba la racha y después de comprobar que Nola no había salido volando, corríamos de nuevo al siguiente hueco salvo.

Lo bueno de correr tanto es que llegamos al primer punto de "control" que nos habíamos marcado una hora antes de lo previsto.
Aquí Nola con los otros miembros fundadores, Andrés y Guille (hay que pronunciarlo en argentino, que si no pierde gracia).
Como llegamos pronto decidimos llegar al campamento El Chileno (en un principio habíamos pensado quedarnos antes, en el Hotel las Torres) ya que lo estábamos haciendo tan bien. Y hasta allí anduvimos los cuatro, intentando no volarnos y mirando constantemente al cielo para comprobar si nuestra ventana nos seguía acompañando. Por supuesto, un minuto antes de llegar al refugio empezó a llover, pero nos dio tiempo a llegar y coger una mesa en el refugio desde donde mirar las Torres (una ventana pero de las otras)

Los tres picos de la izquierda son las Torres.
Aquí hicimos noche, con la idea de, al día siguiente (el último ya) subir a las torres y bajar hasta Laguna Amarga, cerrando así el círculo.

Día 9: subida a las Torres del Paine y vuelta a Laguna Amarga. (¡Qué penita la vuelta a casa!)
- 12 km
- 1.25 h de subida al mirados, 1 h de bajada y 1.5 más de vuelta: 3.75 h de camino
- Prueba de la gymkhana: superar la pena de la vuelta a casa y la bajada de la cuesta sin palito

El día se levantó bastante malo, así que salimos de las tiendas y nos fuimos al refugio a esperar a ya tradicional ventana mañanera. Como nuestro único objetivo del día era subir al mirador, no tenía sentido andar si no hacía medio buen día, así que esperamos, esperamos, esperamos... y cuando ya parecía que no nos iba a dar tiempo, PUM, la ventana.
Como Nola no estaba segura de que a ella le fuera a dar tiempo y Andrés tenía las rodillas malas ya de toda la ruta, se fueron sólo Guille y Pi. A partir de aquí, escribe Pi. Y como teníamos un poco de prisa, nos pusimos las pilas y subimos a toda velocidad (tardamos una hora y cuarto de subida, la mitad del tiempo estimado según las guías). Un paisaje precioso, subiendo por un valle espectacular dentro del bosque.
El valle visto desde arriba y hacia arriba, nosotros veníamos de abajo donde el bosque era mucho más frondoso.
Cuando llegamos arriba, con un hambre atroz, saqué mis cacahuetes (lo que había traído para picar) y Guille su bocata de carne y dice... "Toma, es para ti". Podéis imaginar mis ojos como platos y la glándulas salivales trabajando a todo lo que daban. "Y esta manzana" ¡¡Uaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!! ¡¡¡Manzanaaaaa!!! Llevaba varios días sin comer fruta. "Dice Nola que ha vuelto a tener suerte". ¡Qué tía! Y es que, como ya nos había pasado alguna otra vez en el viaje, nos habían regalado comida. Por lo visto un guiri se le acercó con un super bocata y dos manzanas y le preguntó si lo quería todo, que él ya se bajaba y no se lo iba a comer. Por supuesto dijo que sí. Dividión el bocata en dos, me puso a mí toda la carne y ella se quedó con el palmito, y se lo dio a Guille a escondidas de mí, junto con la manzana, para que fuera una sorpresa. ¡¡¡BIEEEEEEEEN!!!
Y mientras comíamos, nos dispusimos a esperar a que se despejara un poco para ver algo :)
Así vimos las Torres al principio...
Así se supone que se deben ver, pero esta foto no es nuestra, es "pedida prestada" a http://www.iumiratravel.com/es/turismo-018-torresdelpaine-y-glaciares.shtml
Y esto es lo más que llegamos a ver :)
Y con esas vistas nada más, volvimos abajo a recoger a los otros dos patitos para volver ya a casa. Tardamos una hora en hacer la bajada de las Torres, corriendo literalmente colina abajo. Suuuuuper divertido pegando saltos entre las rocas :)

Cuando llegamos Nola y Andrés ya habían recogido todo, descansamos un ratillo y bajamos hasta el hotel Las Torres.
Foto de despedida de la ruta :(
Con nuestros amigos, claro.
Del hotel a Laguna Amarga había un trecho (5 km o así), que decidimos hacer andando. Después de lo que ya habíamos hecho, eso no era nada. Pero claro, el camino era taaaaaaaaaaaaan aburrido y, encima, por carretera, que se nos hizo eterno. Menos mal que a mitad de camino un bus se apiadó de nosotros y nos recogió :)

Y así acabó todo, dejamos el parque con mucha pena y la sensación de que, después de esto, ya se estaba acabando nuestro viaje de verdad.

Al día siguiente nos dimos un paseo por Puerto Natales, un sitio que daba frío en verano, a saber cómo de dura era la vida en invierno.
Vistas del lago de Puerto Natales, foto triste de un día triste.
Y quedamos con todos los patitos para comer cordero (o salmón, según quienes) y recordar los momentos vividos en la ruta.
¡Buenas rutas patitos, esperamos volver a veros por el mundo!

Nola y Pi

martes, 11 de febrero de 2014

Mendoza, la primera ciudad argentina que pisamos

Y llegó Pi y trajo buenas noticias desde Alemania (y turrón también) y con ese buen rollo partimos en bus desde Santiago de Chile a Mendoza por la noche, lo que implicaba pasar la frontera de noche, es decir, dormir poco. Cruzamos por el paso de Los Caracoles con un poco de pena porque nos habían dicho que era precioso pero de noche nos lo perdíamos- Por suerte eso cambiaría y pudimos verlo más adelante, ya veréis cómo.
El recibimiento en Mendoza fue impecable, Normi y Sebas (su novio) nos recogieron en la terminal de bus y nos llevaron a casa de los Quiroga donde nos esperaba hasta un cartel de bienvenida. 
Recién llegadas a casa :)
Durante la semana que estuvimos allí hicimos más vida familiar que otra cosa, tranquilas en casa, saliendo a cenar o a tomar helado, algún que otro paseo por Mendoza y, por supuesto, en Argentina había que hacer un asado en casa :)
Visitando el Cerro de la Gloria donde se ve a al ejército de los Andes liderado por el General San Martín. Con el Sosio, cómo no.
En familia a punto de cenar asado, ¡¡qué bueno, Raúl!! La luz que se ve al fondo es de la candela :)
Y por supuesto, alguna que otra excursión, como la ruta en bici en el Cristo Redentor (los caracoles que comentábamos antes) desde donde vimos el Aconcagua, el glaciar del Cojo y la cara de Caballo que a Nola le costó lo más grande. ¡Gracias Pollo por prestarnos las bicis!
¡Aquí empezamos!
De la subida no hay fotos, no estábamos para cargar la camarota :)
Pero sí de la llegada al lado chileno :)
O la ruta al dique, donde queríamos hacer kayak pero el tiempo no nos dejó más que hacer un poco el tonto y jugar un rato por ese paraje maravilloso.
¡Qué locas!
No es mal sitio para jugar a las ranitas, ¿verdad?
Me encanta esta foto de Normi con los pelos de punta por la electricidad del ambiente. ¡La describe taaaan bien! 
¡Qué bonito, chiquilla!
Nunca podremos agradecer tanta hospitalidad, tanto cariño, tantas atenciones como nos brindaron Normi, Raúl, Sebas, Luisa y el Pollo. Tantas tantas fueron que decidimos pasar la Nochebuena con ellos comiendo tortilla de patatas y cordero al disco. Personas excepcionales, amigos sin duda.

Nola y Pi

lunes, 3 de febrero de 2014

Las Torres del Paine 2/3

Día 4: del campamento Los Perros al campamento El Paso.
- 7 km
- 8 h de camino (no os imagináis la ruta...)
- Prueba de la gymkhana: nieve nivel 2, viento nivel 3, barro nivel 3 y cuesta abajo nivel 10000 (y ya si vas sin gafas, no me imagino el nivel)
Así empezó el camino, fango, fango y más fango entre árboles.
Aunque rápidamente cambió el paisaje, la montaña quedó pelada y empezó la nieve.
Pero no un poquito, nieve nieve...
Esa cuesta la subimos, pobres piernas...
Claro que con un paisaje espectacular.
Pi hizo esta foto desde arriba. Se ve claramente abajo la laguna de los Perros (la del glaciar), el bosque por el que pasamos y el comienzo de la cuesta empedrada y con nieve. Y al fondo, el valle, precioso.
Ésa es Nola subiendo la cuestecita (Me pregunto, ¿de quién fue la ideíta?)
Cuando llegamos por fin arriba y cruzamos el paso de John Gardner, nos quedamos heladas, no sólo porque soplaba un viento frío de los que no existen en nuestras sierras andaluzas (yo diría que ni en Sierra Nevada siquiera), que también; sino por la vista fascinante que proporcionaba el glaciar Grey, imponente, majestuoso. Te atraía a la vez que parecía decirte, "¡Cuidado, que conmigo no se juega!"
El glaciar Grey, que nos acompañaría a lo largo de varios días de ruta.
Ahí lo podéis ver un poco mejor. Nola y dos chinos (de NYC, creo) encantadores nos acompañaron toda la ruta hasta la bajada del paso para que no estuviéramos solas si nos pasaba algo. ¡Qué lindos!
Espectacular el glaciar.
La bajada fue dura, tan dura que no hay ni una sola foto, pero imaginad un desnivel de 800m en menos de 2.5km de camino, entre árboles y con el fango que se veía en la primera foto. Teníamos que ir super despacito porque nos resbalábamos cada dos por tres y, para más inri, Nola sin gafas porque le cambió la graduación durante el viaje y no las podía usar. Todo un reto. Pero en cuanto se acabó la cuesta... ¡qué maravilla de bosque!
Durante este tramo vimos un par de gnomos, un grupo de hadas y siete duendes :)
Y por supuesto, a nuestro lado Grey.
Esa noche dormimos en el campamento El Paso después del tramo más duro de la ruta, con una sensación de satisfacción por la proeza por un lado y de agobio porque parecía que el parque nos estaba echando por otro, que sólo se nos pasó un poco cuando los guardaparques (que ya dijimos que son ángeles caídos del cielo y puestos en el parque para cuidar de nosotras) nos abrieron las puertas de su casita para ducharnos (por fin) en una ducha decente y ¡¡con agua caliente!! ¡Qué encantadores son!

Al rato llegaron los Argentinos y Ana, una chilena loca que iba haciendo el camino sola, con los que habíamos estado charlando durante estos días y con los que formamos a partir de entonces el grupo de Los Patitos. Todo aquel que conozca la historia de las agujetas de Calv después de ir al Muhacén, entenderá el nombre del grupo. Y el que no, que pregunte :)

Día 5: del campamento El Paso al campamento Grey.
- 9 km
- 4.5 h de camino
- Prueba de la gymkhana: escaleras nivel 3

El quinto día fue un día muy bueno, aunque nos metieron un poco de miedo... bueno, a Nola con unas escaleras que íbamos a encontrar en el camino que parecía que no las iba a pasar ni Indiana Jones. Pero bueno, el día se levantó muy bueno (y eso que creímos que iba a llover mucho ya que habíamos estado toda la noche oyendo truenos... o eso nos parecían).

Como el día anterior, el Grey nos estuvo acompañando todo el camino, durante el que atravesamos un bosque frondoso y cruzamos algún que otro río. Eso sí, prácticamente siguiendo una misma curva de nivel, o por lo menos eso nos pareció después del partepiernas del día anterior.
El glaciar Grey desde dentro del bosque.
Y Nola: "Verás las escaleras, porque tú no has visto la foto, porque yo no sé si las voy a poder pasar, porque están muy peligrosas, porque están amarradas con cuerdas, porque..."
El bosque que llevábamos un par de días atravesando. Se puede intuir en esta foto la bajada que hicimos ayer...
Y Nola: "Verás las escaleras, porque tú no has visto la foto, porque yo no sé si las voy a poder pasar, porque están muy peligrosas, porque están amarradas con cuerdas, porque..."
El cauce de uno de los ríos que caían con fuerza desde la montaña. Por supuesto con el glaciar al fondo.
Y Nola: "Verás las escaleras, porque tú no has visto la foto, porque yo no sé si las voy a poder pasar, porque están muy peligrosas, porque están amarradas con cuerdas, porque..."
He aquí las escaleras... Una de subida y dos de bajada separadas en distintos tramos. Hombre, no era la de la foto (preguntadle a Nola cómo era, que la verdad es que daba miedito), pero no estaba mal tampoco :)
La de la foto era tan chunga que ésta nos pareció la de mármol del castillo de Blancanieves.
Y por fin llegamos al final del glaciar, allí nos quedamos un rato disfrutando de la vista. Con la buena suerte de estar en el momento en que un trozo del glaciar se partía y caía al agua. Todo un espectáculo.
Al oír el estruendo del trozo al caer entendimos los truenos de la noche :)
Desde lejos se podían ver trozos de hielo que se habían desprendido y que viajaban por el lago Gray.
¿A qué parece totalmente un barco hundiéndose?
Y por fin, el último tramo de escalera, donde ya no había escalera sino esta magnífica pasarela. ¡Es que nos lo ponen muy fácil!

Aunque no era cortita, la verdad es que se movía bastante en el medio...
Ahí veis a Nolita pasando la pasarela, yo sé de alguna que se habría muerto si se ve en esta tesitura :)
Una hora después estábamos en el campamento Grey viendo al resto de los Patitos, dándonos una ducha de agua caliente y cocinando una magnífica ¡sopa de sobre con fideos! (No todo a la vez, claro, por partes). Eso sí, para compensar la sopa de fideos y porque tenemos más suerte que nadie (aunque como dice un amigo, la suerte se hace), fuimos a comprar pan, no quedaba pero tenían uno de centeno que alguien les había dejado y nos lo regalaron junto con un poco de mantequilla. Así que tuvimos una de las mejores cenas de la ruta: ¡¡pan con mantequilla!! Vaya G.

Como los días son largos en los veranos de la Patagonia, además nos dio tiempo a darnos un paseo con Los Patitos para visitar los alrededores y dar un último adiós a nuestro amigo Grey :)
Cachitos de hielo acumulados en la orilla. ¡Saben a hielo! ¿Quién lo diría?
Nuestro amigo amenazante desde la distancia. Parecía que se fuese a mover hacia nosotros como una manada de caballos. Pero no.
Una de las cosas que más le gustan a Pi de las montañas son las líneas que dibujan los estratos y que te invitan a imaginar la vida de ese trozo de tierra. Y además forman unas texturas en las paredes preciosas.
Pues eso, texturas y más texturas.

Día 6: del campamento Grey al Italiano. (Este día rompimos la pana)
- 16 km
- 5.5 h de camino
- Prueba de la gymkhana: viento nivel 3

La ruta de este día tuvo un primer tramo un poco aburrido (hasta el campamento Paine Grande) aunque ya al final empezamos a ver unos paisajes preciosos.
Por otro lado, en este tramo empezaba la zona de más turismo, que nos acompañaría ya hasta el final de la ruta, lo que nos dio un poco de bajón porque llevábamos varios días casi solos en la montaña y de repente los caminos se ensancharon y cada pocos minutos nos cruzábamos con algún otro excursionista (ya no montañeros).
No se marcan los colores tan bien como hubiese querido, pero aún así, es un paisaje precioso, ¿no?
La laguna de los Patos con el cerro Ferrier al fondo.
Era imprescindible una foto: ¡era nuestra laguna, la de los Patos! Y eso que la toma de esta foto casi hace que Nola volase cual cometa mientras la hacía.
Bajando por el valle justo antes de llegar a Paine Grande, con un viento que parecían dos y el lago Pehoé al fondo. Maravilloso el color.
Cuando llegamos a Paine Grande hicimos una parada para reponernos y comer algo y continuamos hasta el Italiano bordeando el lago (no fuimos capaces de pronunciarlo) Sköttsberg, del mismo color de Pehoé y donde soplaba otro viento de las características del anterior.

Por el camino atravesamos un bosque que había ardido hacía unos años y dejaba esta imagen, mezcla de belleza tenebrosa y delicada. Maravillosa.

Y vimos por primera vez los Cuernos del Paine, para Pi la formación montañosa más bonita de todo el Paine. Nada más que por verlos a ellos merece la pena ir.
Imponentes los Cuernos.
En el Italiano aprovechando que no hacía muy mal tiempo (no sé si habréis notado que las fotos de este día son de las pocas en las que se ve algo de cielo azul) y porque somos como somos, volvimos a ducharnos con agua fría (y digo yo que qué necesidad tendríamos...) pero encima esta vez no teníamos ni ducha ni nada. Pedimos un cubo grande a los guardaparques (que imaginaos la cara que nos pusieron entre reírse de nosotras y sentir lástima) y nos metimos en un cuartucho donde había un váter seco (que huelen igual o peor que los mojados) y un poco de espacio para nosotras.
No os creáis, aunque se viera el cielo seguíamos estando a 3 ó 4 grados. Y allí nos metimos las dos a ducharnos sobre el cubo intentando no tirar mucha agua y que no se nos ensuciase mucho la ropa. Siguiendo un orden preciso de limpieza de cuerpo para asegurarnos de que nos lavábamos los pies después de la cara y no antes y gritando a voz en cuello (perdón por la expresión pero la trascribo tal cual fue dicha): ¡¡Puta herencia mora!!

Y por último, una cenita de (sí, lo habéis adivinado) sopa de sobre con fideos y a la cama con esquijama.

Nola y Pi