miércoles, 25 de diciembre de 2013

El salar de Uyuni 1/2

Si tuviéramos que escoger la mejor excursión de las que hemos hecho, ésta no sería la primera, pero estaría entre las primeras seguro y eso que fue de turisteo :)
He aquí el mapa del paseo para que no os perdáis en la ruta.

Nos recogieron tempranito por la mañana, a nosotras y a otros diez turistas más, y nos llevaron a la frontera con Bolivia (acordaos que estábamos en San Pedro de Atacama, Chile) a la altura del volcán Licancabur (os lo presentamos en el post anterior). Allá nos tuvieron, ya a 3400msnm una hora mientras desayunábamos y nos sellaban los pasaportes para, además, empezar a aclimatarnos porque íbamos a subir bastante durante el viaje (máxima altura a la que llegamos 4900msnm, un montonazo, vamos), y nos dividieron en dos 4x4, seis personas en cada uno.
Con nosotras vinieron tres italianos (qué personajazos más geniales) y un sueco, aunque durante los dos primeros días (de tres en total) pensábamos que era suizo, las cosas del idioma :P
¿Puede ser más turístico? Sí, seguid leyendo...
La primera parada la hicimos en un grupo de dos de lagunas super bonitas y curiosas ya que, debido a las distintas rocas y minerales de las que estaba compuesto el terreno, tenían unos colores muy diversos y característicos. Estando en realidad muy cerca una de otra.
Laguna blanca.
Laguna verde (¡vaya frío!). No se aprecia mucho en la foto, pero era muuuuuuy verde.
La ruta en 4x4 fue bastante movidita y con un guía super simpático (¬¬ vaya con los guías bolivianos...), pero con un paisaje impresionante: una explanada enorme de tierra rodeada de volcanes (Ball, me acordé mucho del volcán al que subimos que no podíamos subir)
Impresionante el sitio.
Un poquito más adelante, paramos en una zona de corteza terrestre muy fina, donde pudimos bañarnos en una piscinita de aguas termales
Sí, éste es el sitio de "No votar basura", precioso.
A la derecha, tras los autos, una mini piscinita llena de gente, ¿creéis que esto es ya lo más turístico? De nuevo no, seguid leyendo.
Un poquito más adelante, como corresponde a estos sitios, géiseres. En esta zona, Jaime, un amigo de Nola, tiene un proyecto muy interesante que combina el uso de la geotérmica con biodigestores para generar gas para cocinar y calentarse de una forma muy barata y, por supuesto, siendo energía limpia. Un proyecto muy interesante que están llevando por toda Latinoamérica (lo de los biodigestores) y adaptando a cada una de las distintas zonas climáticas.
Géiser, por si no lo habíais notado.
Zona de géiseres, parecía terreno lunar, más guay.
De nuevo al 4x4 y, próxima parada antes de dormir, Laguna Colorada. Ésta, no sólo por su tamaño, sino por su color rojo sangre fue la que más nos gustó, de hecho, para Nola fue el sitio más impresionante que ha visto jamás (una prueba de ello es que tenemos mil fotos). ¡Alucinante!


En este momento estábamos ya a 4800msnm, un frío y un viento considerables, además de una falta de oxígeno más considerable aún que provoca el tan afamado sorochi que afecta al viajero dándole dolor de cabeza, causándole vómitos y, ya en casos muy extremos (muy extremos padres, que nos conocemos), coágulos en el cerebro y posible muerte. Como podéis imaginar, no llegamos a tanto, de hecho estuvimos bastante bien paseando (cuando el viento nos dejaba) alrededor de la laguna.
Dedicada a Visón, para que después diga :)
Pi jugando con el viento.

Llamas y flamencos (los pájaros, no los de la feria), comiendo a orillas de la laguna.
Cuando ya estábamos cansados, sobre todo porque el viento no daba mucha tregua, nos llevaron al refugio donde dormimos el primer día. Un sitio muy cutre que no merecería ninguna foto si no fuese por la impresionante decoración (Nota: para no llevar a equívocos, léase esta última frase en tono irónico). Ro, toma nota para tus próximos proyectos.
Sin duda, lo mejor es la almohada, ¿no creéis?
Gracias al estilo confortable del refugio, que creaba un cálido y acogedor clima de familiaridad (léase la nota anterior), empezamos a hacernos amigos de nuestros acompañantes y a hablar en tres idiomas a la vez -literalmente- para hacernos entender unos con otros (español, italiano e inglés, claro, que el sueco a ver quién es el listo que lo habla). Siempre nos quedará de ese día el recuerdo de la conversación sobre la "medichina".

Al día siguiente volvimos a la Laguna colorada y tenía este aspecto:
¿No os parece super interesante el cambio?
Este día tuvimos muchas horas de coche y pocas de paseo, que nos cansó bastante, siempre con la agradable conversación, eso sí, de nuestro simpático guía (Volvemos a remitiros a la "Nota", a echarle de comer a parte al tío...). Pero pasamos por unos sitios preciosos, como todo el viaje que es muy recomendable, si alguna vez tenéis la oportunidad de hacerlo, no lo dudéis.
Nolita con nuestro inseparable compañero al lado de árbol de piedra.
Este conjunto de piedras estaba en medio de la nada, una nada rodeada de volcanes, eso sí :)
Pi escalando por las rocas (¡¡nos dejaban!!)
Fijaos en las montañas del fondo, bueno y en Nola también si queréis (aunque ella prefiere que no).
¿¡A que son preciosas las montañas!?
Coche de nuevo, pasamos por unas cuantas lagunas en las que nuestro simpático guía no quiso parar hasta llegar a la Laguna Hedionda. ¿A que no sabéis por qué se llama así?
Por qué le gustaba a los flamencos esta laguna, nadie lo sabe, pero había miles de ellos.
Parada para comer frente al volcán Ollagüe, que está en activo, ¿veis la fumarola a la izquierda?
¿Jugamos? ¿Dónde está el Sosio?
Y por último, un paseito por un salar pequeñito y cutre, que nos pareció gigante y maravilloso, pero es que, claro, no habíamos ido todavía al de Uyuni. Acá vimos espejismos de un realismo increíble que nos hicieron dudar y todo, e incluso preguntarle al amable del guía si era agua o no lo que estábamos viendo. Nolita entendió el significado de la palabra espejismo al ver, por primera vez en su vida, el reflejo de las montañas del horizonte sobre una lámina de agua que en realidad no existía.
Ésta es la vía de uno de los dos únicos trenes que circulan por Bolivia y que, por desgracia, está a punto de desaparecer también. Hoy día es sólo para carga de mercancías.

Y por fin, llegamos al Hotel de Sal, segundo y último hostal (que no hotel como insinúa su nombre), donde echamos un billar y probamos (Nola no) el vino boliviano (mmmmmmmmmmmmm, cuán aconsejable). Un sitio muy chulo en el que todo, salvo el baño, estaba hecho de sal. Paredes, muebles, suelo... Eso sí, que no se te ocurriera tirar agua que te quedabas sin habitación :)
¡Y esto sí es lo más turístico del viaje!
 Nola y Pi

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